martes, 24 de marzo de 2009

Actualidad

Tengo que admitir que era guapa. Aunque no nos encontraramos en las mejores circunstancias, y ella estuviera regresando del pasado, desde antes de que México se llamara México, habia algo en el brillo de sus ojos que me encandilaba, que hacia que olvidara lo malo que estaba viviendo.
Una situacion sumamente bizarra sin duda alguna. Nunca me imagine que algo similar me fuera a ocurrir cuando decidimos independizar politica y economicamente a nuestra gran nacion. Eramos un grupo basicamente de marxistas, sin embargo, y no se como, se colo un espiritualista. en el planeamiento de la revolucion, el sugirio que convocaramos del otro mundo a alguien que nos ayudara. Pensamos que a sartre, a guevara, a lenin o esperar a castro seria una buena idea, pero sin consultarnos, de manera antidemocratica, trajo del otro mundo a Doña Josefa Ortiz de Dominguez. Cuando los camarados escuchamos tal sandez, creimos que eso seria una broma de mal gusto, ya que, aunque, Mi doñita halla sido una conspiracionista para la independencia de 1810, no tenia absolutamente nada que ver con lo que planeabamos hoy. Con todo y todo, la praxis revolucionaria marcho de maravilla. Al poco tiempo ya habiamos conseguido, con la asombrosa ayuda de la señora Ortiz de Dominguez, un buen suministro de armas (para liberar, claro) y aparte una amplia base social de estudiantes, obreros, campesinos y amas de casa.
Todo caminaba hacia arriba, adelante y hacia la izquierda, ahora si que nada ni nadie impediria la liberacion nacional de nuestra hermosa patria, o bueno, minimo todos teniamos la gran esperanza de que asi fuere.
a los espiritualistas les falta estudiar historia, y les aseguro que no hay excepcion, ya que lo comprobamos al confirmar la celebre frase del Carlos barbon: "quien no conoce la historia esta condenado a repetirla". Ninguno de los camaradas nos acordamos que a Josefa (ya le habiamos agarrado confianza a la chava) y a sus compas los habian cachado en plena conspiracion. y sobra decir que igual a nosotros, solo que la corona española era un mucho menos cruel que la oligarquia actual, todos fuimos perseguidos, desaparecieron a la mayoria y asesinaron a otros cuantos. La lealtad revolucionaria sirvio de poco, ya que algunos "camaradas" atrapados delataron nuestro escondite.
Como si fuera el juego de las escondidas, los miembros del Comite central huiamos, de casa en casa, de ciudad en ciudad, en una carrera absurda que de facto teniamos perdida, ya que corriamos en contra de la tierra, del agua: del cielo.
Llego un momento en que la separacion accidental del grupo que huia nos salvo la vida a Josefa y a mi, ya que la casa en la que se encontraban los otros dos compañeros sobrevivientes habia sido destruida por un operativo de limpieza militar (si, que importan los civiles).
Sabiendo esto, ella y yo corrimos distancias sobrehumanas y ridiculas, hicimos esfuerzos divinos dignos de cualquier pelicula de accion y alcanzamos las faldas de la sierra, ahi nos refugiamos.
Ya llevamos al menos dos semanas segun calculo, y no hemos podido contactar al exterior, lo que si se es que ella era, y es guapa, muy guapa.

No hay comentarios: